Historias de terror del Estadio Azteca

Dentro de las miles de historias que hay en el Estadio Azteca el terror no está exento. El Coloso de Santa Úrsula es un recinto que tiene su nombre escrito con letras de oro en el mundo del futbol, pero que también alimenta leyendas urbanas que van de boca en boca entre fanáticos. Más allá del peso que tiene en el deporte, también hay historias de un niño fantasma, de trabajadores desaparecidos y demás sucesos terroríficos.

La muerte de los albañiles

Su construcción comenzó en 1962 y terminó en 1966. Fueron cuatro años de un arduo trabajo en un estadio de dimensiones que México nunca había visto antes. Se presume que la obra fue construida por 800 trabajadores, 35 ingenieros, 17 técnicos y 10 arquitectos, en un trabajo que duraba las 24 horas del día.

Sin embargo, la primera historia de terror del Estadio Azteca ocurre desde su construcción. Las leyendas van desde sus primeros años, pues cuentan que varios trabajadores perdieron la vida durante la obra y que sus cuerpos jamás fueron encontrados. Incluso hay quienes aseguran que era a propósito dejarlos ahí, para cumplir con esas viejas supersticiones de que era de “buena fortuna” para la construcción.

Esto dio origen a más sucesos sobrenaturales. A más historia de trabajadores que no están comprobadas, pero que aseguran que en las noches se pueden escuchar sonidos de martillos trabajando e incluso gritos de ayuda.

El niño fantasma

Para un recinto que le abre sus puertas a más de 60 mil personas por partido es imposible mantener la seguridad de todas las personas. La leyenda del niño fantasma del Estadio es una de las más conocidos. Se cuenta que en un evento de finales de los 60’s hubo un gran disturbio en las gradas que provocó una avalancha humana. Esto provocó el pánico de las personas, quienes solo querían salir corriendo del lugar.

Entre todas las personas que intentaban escapar había un niño de aproximadamente 10 años, quien se cayó. Gracias al pánico las personas no se percataron de su presencia y esto derivó en la peor de las consecuencias. El infante perdió la vida en el Estadio y la leyenda cuenta que se le puede ver hasta hoy en día en los pasillos y túneles.

De hecho, en un reportaje de Univisión entraron al Estadio en la noche y consiguieron una toma en la que puede verse la sombra de un niño. Esto hizo más popular la leyenda.

‘Nachito’, la estatua del Azteca

En el 2001 el América hizo un concurso para premiar al aficionado más fiel al equipo. El ganador sería inmortalizado en el Coloso de Santa Úrsula con una estatua de bronce. La convocatoria la publicó Televisa y en poco tiempo hubo miles de concursantes, en donde destacó Ignacio Villanueva, mejor conocido como ‘Nachito’.

Fue muy sencillo dictaminar a ‘Nachito’ como el ganador del concurso. Él se presentó con una caja en donde tenía los boletos de todos los partidos del América de al menos 10 años. Se ganó el reconocimiento como el ‘aficionado más fiel’ y le hicieron una estatua en la que está sentado en una de las butacas del estadio, gritando un gol.

La parte terrorífica viene después. De nueva cuenta algunos de los trabajadores del inmueble han reportado historias negativas en torno a la estatua. Algunos aseguran que se cambia de lugar, que sus ojos se mueven o que su postura ha cambiado con los años. De igual forma, se cuenta que ‘Nachito’ es un receptor de toda la energía que hay en el Azteca, tanto buena como mala.

Estás son tres historias de terror que incumben al Estadio Azteca. Aunque son las más populares no son las únicas, pues cada uno de los trabajadores y aficionados puede contar su propia versión.