Día del portero: el día que mi familia conoció a Miguel Marín
El Superman ganó cinco veces la Liga MX con Cruz Azul, fue reconocido dos veces como el mejor portero del futbol mexicano y una vez como el mejor jugador.
Es muy probable que el amor por el futbol nazca de las historias que escuchamos de nuestros padres, de las veces que nos llevaron al estadio o cuando nos sentaban a su lado para ver un partido en la televisión.
Cada quien guarda en su memoria algún momento muy especial relacionado con este bello deporte, algunos todavía lo practican solo para divertirse, para sentir la emoción de ver un balón en el fondo de las redes.
Y entre las historias que he escuchado, hay una que atesoro de una forma inmensa: el día que mi familia conoció a Miguel Marín. Sí, al Superman, al argentino que una vez metió uno de los autogoles más insólitos de la historia.
Carrera en el futbol mexicano
Miguel ganó cinco títulos de liga con el Cruz Azul, además de un campeón de campeones y una Liga de Campeones de la Concacaf; en lo individual fue reconocido dos veces como el mejor portero del futbol mexicano y una vez como el mejor jugador.
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Se retiró en 1981 por problemas cardiacos. A la temporada siguiente, como entrenador de la Máquina Celeste, se ganó a pulso la suspensión de un año por darle un cabezazo al árbitro Salvador Mercado.
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Después fue entrenador de porteros en la Selección Mexicana y estuvo en las fuerzas básicas del Cruz Azul.
El encuentro con mi familia
Uno de los hobbies favoritos del Superman, después del retiro, era asistir al Hipódromo de las Américas en la Ciudad de México a ver carreras de caballos y a apostar de forma espontánea.
En ese entonces, mi tío Enrique trabajaba en el hipódromo, atendía de manera personal a Marín, quien siempre se mostró amable, cortés y accesible.
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En Ajacuba, un pueblo de Hidalgo de donde es originaria buena parte de mi familia, se organiza un torneo regional en semana santa desde hace décadas, conocido como la ‘Lagartija de Plata’, en el que han participado futbolistas muy talentosos.
Hasta antes de la pandemia, el torneo todavía se jugaba.
Por el año de 1985, Enrique invitó al Superman a presenciar el torneo y él aceptó. Nadie le creía que llegaría una figura de semejante magnitud, ni siquiera mi papá que estaba en un local de nieves cuando le avisaron que Marín ya había llegado al estadio.
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‘El Gato’, como también era conocido, dio algunas palabras en la inauguración del torneo de ‘Lagartija de Plata’, el júbilo de los presentes no cabía en el pequeño recinto y coreaban al unísono “portero, portero”.
Marín presenció el partido y al terminar se tomó fotos con algunos aficionados. Después mi familia lo invitó a comer barbacoa, un platillo de carne de borrego que prepararon ese mismo día y que el mítico arquero degustó en la humilde casa de mi familia.
Cuando terminó, confesó que le había gustado mucho la comida, se capturó el momento en fotografías y acto seguido, Miguel partió. Eso quedó en la memoria colectiva del pueblo, que años después lo sigue recordando.
Marín con la afición.
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