Se acabó la maldición de la pluma negra

Cuando le vas a un equipo, ¿le vas a la camiseta?, ¿a los jugadores?, ¿al presidente del equipo?, ¿al estadio? esa es la pregunta que nos hace Club de Cuervos en su última temporada, y seguramente dejó pensando a muchos.

Para muchos, la serie fue un boom que conquistó a espectadores no sólo de México, sino de todo el mundo. La rivalidad entre hermanos, el futbol, la corrupción, negocios, televisoras y política son los temas que nos engancharon con esta historia.

Los hermanos Iglesias, que en un principio se disputaban la presidencia del Club, tras la muerte de su padre, se enfrentaron a muchos obstáculos en todas las temporadas. Pero al final, logran unir fuerzas para sacar adelante al equipo. La cuarta fue para muchos, la mejor temporada de Club de Cuervos.

Chava e Isabel Iglesias se dan cuenta de que, aunque jamás logren ponerse de acuerdo, el enemigo no son ellos. El enemigo está afuera. Deciden ir contra todo pronóstico y la magia sucede cuando consiguen no sólo animar al equipo, sino contar con varios aficionados para “salvar” a los Cuervos.

En su cuarta temporada, los Cuervos Negros Salvajes de Nuevo Toledo se juegan más que un partido. Tienen más enemigos que nunca, pero finalmente lo logran. Alguna vez les dijeron que no llegarían a ningún lado, y sobre esa poca fe, lo lograron. Sucedió lo que todos esperábamos, pero nadie estaba seguro de que pasaría. ¡Ganaron!

Por primera vez todos le vamos al mismo equipo. Conocemos su historia, sus derrotas; sabemos por todo lo que un equipo puede pasar. Comprendemos que en la cancha se juega más que un partido. Los Cuervos Negros de Nuevo Toledo se quedará para siempre como el equipo que unió todas las aficiones. ¡Se acabó la maldición de la pluma negra!