Ronaldinho; la magia que se agotó por la fiesta y excesos

Ronaldo de Assis Moreira logró enamorar a muchos aficionados con maniobras que parecían sacadas de un videojuego, su forma de enviar un pase con sus ojos mirando hacia otro lado y esa sonrisa que contagiaba a los contrarios y al propio balón tuvo un paso hasta cierto tiempo fugaz; la vida fuera de la cancha fue demasiado impacto para uno de los talentos más grandes que se han visto en el balompié.

Ascenso a la antigua

En la actualidad cada vez somos testigos de talentos precoces que pasan a clubes importantes de Europa cuando todavía son adolescentes y terminan de formarse en el Viejo Continente.

Ronaldinho se hizo a la antigua, desde niño reconocido su talento en videos donde se le ve con el cabello rizado y la sonrisa en la que jugaba futbol sala, driblaba y hacia definiciones de fantasía, algo que lo llevó al balompié profesional con el Gremio de su país.

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Pronto su talento fue detectado en Europa, pero se terminó de afianzar en una liga de menor rango como la francesa, llegando a un Paris Saint-Germain que no era ni cerca del millonario que conocemos ahora.

Comienza la magia

Las bicicletas, las gambetas y se unieron a los Balones de Oro y trofeos con el FC Barcelona, así llegó hasta la cúspide de su talento. El problema principal es que duró en lo más alto un periodo de tres años, desde 2003 a 2006 se vio el mejor futbol del ‘Gaúcho’ donde le alcanzó para dos títulos de LaLiga, dos Supercopa de España y una UEFA Champions League, que no fueron los únicos en su carrera pero son pocos para el talento que tenía en sus botines.

De aquel Ronaldinho se recuerdan actuaciones como aquella que obligó a los aficionados del Real Madrid a rendirse ante su habilidad para dejar rivales en el camino, goles espectaculares y con una técnica especial que pocos poseen. Incluso a ‘Dinho’ le alcanzó para ser el mentor de Lionel Messi que apenas empezaba su carrera.

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Pep Guardiola intentó recuperar su nivel y le pidió se quedara en Barcelona, pero el jugador decidió que había terminado su ciclo y la vida nocturna en Italia le llamaba poderosamente la atención.

De fiesta para siempre

Hoteles lujosos con fiestas de hasta tres días consecutivos que ascendían a los 75 mil euros, reproches de la afición milanista en bares fue de lo que más se habló durante su estancia en el AC Milan, donde la magia comenzaba a verse a cuenta gotas.

Sin con la Selección de Brasil ya había reportes de fiestas que duraban más de un día, con Ronaldinho y Robinho como principales organizadores, su paso por Flamengo y Atlético Mineiro le dieron rienda suelta al jugador, quien perdía condición física con cada noche en una discoteca del país sudamericano.

Incluso su llegada a México con Querétaro fue casi obligada, pues su contrato con Mineiro tuvo que ser rescindido luego que tras unos días de descanso no volvió a presentarse con el club y posteriormente fueron todos en redes sociales donde se le vio de fiesta que supieron de su paradero.

Aquellos dribles que sus rivales solo veían entre imágenes borrosas, esas pausas hipnóticas que dejaban a todos en modo suspendido, las ocasiones en que su mirada invitaba al engaño para que sus piernas jugaran por otro lado, toda esa magia no queda en el olvido, pero si tienen un reproche eterno; el talento es innato pero la constancia se trabaja. 

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